DESPEDIR A PAPA: LA ACEPTACION
Es inevitable que en algún momento de nuestras vidas transitemos por la dolorosa experiencia de despedir a nuestros padres. Sentimos en ese momento que nuestra alma se desgarra.
Como decimos adiós a aquel que nos dio la vida? Aquel por el cual estamos aquí? Es una mezcla de emociones y pensamientos que van desde el enojo, la ira, la decepción, y la impotencia.
Nos preguntamos: hice lo correcto? podría haber hecho algo más?, estuve a su lado lo suficiente?, le dije que lo amaba? Buscamos respuestas que no hay. En este proceso de duelo está presente solo el dolor y la frustración.
Ante la partida de su padre mi hija comento: “…fue poco tiempo, necesitaba más, solo fueron siete años de conocernos y reconocernos, porque antes no estaba”.
Que es poco tiempo o mucho tiempo?
En el inicio de un proceso de duelo es difícil comprender la magnitud y profundidad de la palabra aceptación.
Aceptar es un camino en el cual la mirada se amplia para comprender que la muerte es parte de la vida.
Como tal si en este momento pudiéramos cerrar los ojos, conectarnos con nuestro corazón y sentir que cada célula de nuestro cuerpo, nuestra sonrisa, nuestra manera de ser, nuestra mirada, es la continuidad de la vida de papa en nosotros, sería el primer paso a la aceptación.
Venimos a la vida desde la atemporalidad, nuestro padre es solo el vehículo.
Hay un Alma Grande que se ocupa de todos nosotros, incluso en los momentos más difíciles. Esta una oportunidad para crecer, y crecer significa hacerse más pequeño, en lugar de más grande. Empequeñecernos lo suficiente para tomar la vida como el mejor regalo de nuestro padre, hacer una reverencia y decir: SI A TODO, papa.
SI, al tiempo que compartimos juntos.
SI, al tiempo que estuviste ausente
SI, a todo tal cual fue en nuestra historia de padre e hijo.
SI, al tiempo perfecto del Alma más grande que decidió tu partida.
SI, a la Vida que me diste.
GRACIAS, LA TOMO Y ACEPTO TODO TAL CUAL FUE EN NUESTRA HISTORIA.
A partir de hoy siento tu amor y fuerza que me acompañan en el maravilloso Camino de la Vida, en tu honor hare algo bueno con la mía. Esta es la increíble grandeza de la pequeñez, la Humildad que nos lleva a la Aceptación.
Alda L. MiccoliS