LAS CONSTELACIONES FAMILIARES DEL ESPÍRITU.
Texto de Bert Hellinger.
Como ustedes tal vez escucharon, tiempo atrás yo estuve muy enfermo. Luego del curso en Kiev, que resultó ser muy impactante, yo me enfermé gravemente. Tuve que dejar lo que tenía previsto. Eso duró casi tres meses. Tuve que reorganizarme interiormente. Yo me di cuenta que la constelación familiar en la forma tradicional estaba terminada para mí. Es decir, percibí que la constelación familiar marchaba en una dirección que la hacía regresar a la psicoterapia. Sobre todo, en lo que concierne a las expectativas de los participantes que, por consiguiente, esperaban de mí curación y una solución a los problemas de acuerdo a sus intereses para así poder sentirse mejor. En cierto sentido me sentí como si fuese exprimido por muchos y al final todos quedábamos debilitados. Yo y ellos también.
En consecuencia, cancelé todos mis cursos de ese año. Muy lentamente se han ido desarrollando en mí conocimientos sobre el futuro de la constelación familiar. Estoy muy satisfecho con el resultado. Pone a la constelación en otro plano y en otra dimensión.
Yo reflexioné acerca de lo que ocurre hoy con la constelación familiar. ¿Qué sucede con la constelación familiar tal como era y cuál es el futuro de la constelación familiar?
Aquí en este curso queremos llevarlos a ese otro plano, y por cierto de una forma más clara de la que yo hasta ahora era consciente. Todos ustedes, con excepción de los que tal vez sean muy nuevos, tienen en claro que los representantes en una constelación no son más ellos mismos. Ellos son poseídos por otra fuerza y puestos a su servicio. Puestos al servicio de esa fuerza, no a nuestro servicio, no en primer lugar al servicio de quien requiere ayuda, sino puestos al servicio de esa fuerza. Ellos serán poseídos y tan pronto como se inicia la constelación sentirán del mismo modo que las personas que ellos representan. Ellos serán arrastrados en una dirección, en un movimiento que trasciende en mucho nuestras ideas tradicionales de bueno y malo y de correcto e incorrecto. Por consiguiente, es necesario que el director de la constelación, en este caso yo, ya no tenga intenciones de ayudar a alguien. Tampoco de satisfacer las expectativas de un cliente de acuerdo a sus deseos. Sino como un médium ser poseído por otra fuerza superior. De la misma manera serán poseídos los representantes.
De esa manera la constelación familiar arriba a un plano completamente diferente, un plano superior que exige de cada uno algo distinto de lo que él se había imaginado. Entonces yo, el cliente, los representantes en la constelación y todas las personas involucradas en el público se abrirán interiormente a ese otro movimiento. Entonces todos serán en todo sentido independientes de mí. Ellos serán independientes de sus expectativas y serán llevados a un plano superior.
Resulta evidente que existen resistencias contra este nuevo movimiento. A veces la resistencia contra este nuevo movimiento toma formas muy extrañas. Lo que yo escucho que se dice en internet de mí y de mi trabajo, por ejemplo, en Rusia, me resulta muy extraño. Al mismo tiempo yo sé lo que sucede interiormente. ¿Quieren qué se los diga?
Todos los que hasta el momento practican la constelación familiar han recibido mucho de mí. Yo soy la “madre” de la constelación familiar. Yo enriquecí a todos los que la utilizan. La pregunta es ¿han tomado esas personas todo de su madre? ¿O, después de que ellos tomaron todo, le hacen reproches y le dicen que ella debería haber sido distinta? Ahora bien, a mí me pasa lo mismo. En sintonía con las madres, a quienes yo honro profundamente, doy mi asentimiento con todo mi corazón. Mi amor permanece.
Órdenes y desordenes del amor
Quisiera decir algo más sobre las constelaciones familiares del espíritu.
Quien acepta ser guiado por un movimiento del espíritu podrá dejar atrás las imágenes interiores que determinan lo que es bueno y lo que es malo. Puesto que él se entrega a ese movimiento espiritual, éste lo llevará a conocimientos que por nuestras consideraciones anteriores hasta ahora nos estaban cerrados. Estos nuevos conocimientos van mucho más allá de la constelación familiar tradicional. La constelación familiar habitual permanece dentro de ciertos límites de los órdenes del amor. Estos se desarrollan en un plano superficial.
Esto no quiere decir que no sean importantes. Pero quien se entrega a los movimientos del espíritu obtendrá nuevos conocimientos. Yo los resumo en los Órdenes del amor.
Allí existen dos órdenes que no están en nuestra conciencia. Por eso continuamente chocamos contra esos ellos.
El primero de esos órdenes es: todos los que forman parte de una familia tiene el mismo derecho de pertenecer a ella. Esto quiere decir: nadie puede ser excluido de una familia. Nadie que alguna vez estuvo o está allí puede ser excluido de la familia sin que esto tenga consecuencias de largo alcance. Por ejemplo, ningún niño abortado puede ser excluido. Ningún niño entregado o escondido, o que haya infringido las normas de la familia y es declarado culpable por ella y por lo tanto excluido.
Nuestras imágenes de libertad e independencia y desarrollo personal, por ejemplo, excluyen a muchos que de algún modo se interponen en nuestro camino. Así se produce un desorden del amor.
Las consecuencias
¿Cuál es la consecuencia? Más tarde en la familia alguien deberá representar a la persona excluida, sin que él sea consciente de ello. En la constelación familiar lo conocemos como una implicación (enredo). Por consiguiente, alguien sentirá realmente como la persona excluida y asumirá su destino, por lo que él mismo resultará también excluido.
Existe en este contexto una comprensión muy importante, una comprensión sobre el desorden fundamental del amor, una comprensión que no registramos porque en ese amor nos sentimos grandes.
Si alguien en esa familia fue responsable de la exclusión de un miembro, esa persona será atraída hacia quien ha sido excluido, y si esa persona está muerta o incluso si fue asesinada, como en el caso de un aborto, la persona será atraída hacia ese muerto. Entonces aparece un niño y le dice, por ejemplo, a su madre: “Yo en tu lugar”.
Este es el gran amor, al menos así aparenta ser. Sin embargo, él choca contra un orden básico de la vida. Esto sale a la luz en las constelaciones familiares.
La constelación familiar del espíritu supera este amor superficial y deja que cada uno complete su vida según su propio destino y sin que él deposite cosas en los demás ni se haga cargo de cosas por otros.
La otra ayuda
Me gustaría decir algo en relación con la ayuda. La mayoría de nosotros aquí nos consideramos a nosotros mismos en distintos espacios “ayudadores”. Por ejemplo, en la psicoterapia o en otras profesiones.
¿Qué dice alguien que presta ayuda? Por supuesto yo lo exagero un poco. Pero en la psicoterapia con frecuencia dice: ¡Sé como yo!
¿Cuál es el resultado? Naturalmente yo lo exagero un tanto. Él se convierte en la persona que quiere ayudar. Por ejemplo, se enferma. No resulta sorprendente pues él se ha colocado en el lugar de una fuerza superior.
En la constelación familiar del espíritu la ayuda en el sentido tradicional se acaba. Ayudar sólo puede el espíritu creador con el cual entramos en sintonía. Por esa razón, cuando una constelación no avanza; cuando por ese motivo la interrumpimos, el movimiento del espíritu, el movimiento creador, seguirá avanzando. Si en una situación como esa nosotros intentásemos hacer algo por nuestra propia cuenta contra el movimiento del espíritu porque queremos a toda costa alcanzar lo que de acuerdo a nuestro criterio y el de los otros participantes es una buena solución entonces nos pondremos a nosotros mismos en peligro. Aquí todo transcurre de manera distinta a como estamos acostumbrados.
Por eso el constelador que dirige una constelación permanece totalmente en sintonía con ese movimiento. Sin deseos propios, solamente al servicio de un movimiento más grande.
Después de un tiempo nos acostumbramos a que los movimientos del espíritu son distintos a como nos los habíamos imaginado. Para esos movimientos no hay nada equivocado. Como quiera que uno se comporte, si le damos nuestro asentimiento o no, para ese espíritu esa persona se comporta correctamente. Aun cuando él a veces, para después subir a las alturas, deba primero descender a las profundidades. Después de un tiempo nos sabemos totalmente en sintonía con todo tal como es. Esto nos lo muestra el movimiento del espíritu. El está en sintonía con todo como es, puesto que todo tal como es también proviene de él.