Los ordenes del Amor

Los Ordenes del Amor

Bert Hellinger, terapeuta sistémico, investigó los sistemas familiares y enunció que dentro de cada sistema hay órdenes y leyes que mueven la dinámica de las relaciones humanas, a lo que llamó “Los órdenes del Amor”. Según sus observaciones “el orden viene primero y luego el amor”.

Amor y Orden:

Generalmente, a muchos órdenes del amor los seguimos en forma instintiva. Sabemos que están y que si los transgredimos, nuestro amor sufrirá, sobretodo en la pareja, donde debe existir un equilibrio entre el dar y el tomar.
Hay otros órdenes de los cuales no somos conscientes, que existen pero permanecen ocultos y, al no saber de ellos, no los cumplimos y luego nos sorprendemos cuando ese Amor se resiente o fracasa; y nos quedamos convencidos de que hicimos todo lo posible para que ese Amor permaneciera en el tiempo.
Para comprender los órdenes del Amor que funcionan ocultos, vamos a desarrollar un pequeño esquema para que sea de fácil comprensión para todos, ayudándonos a identificarlos y visualizarlos claramente en una constelación familiar.

1º Orden: La pertenencia

El primer Orden que debe existir para que en un sistema familiar o social podamos generar vínculos es la pertenencia. Sin pertenencia no se puede generar vínculos, o sea que este orden dice: “todos los que forman parte de nuestra familia tienen el mismo derecho de pertenencia”. Cuando en una familia a alguien se lo excluye por diferentes motivos, se produce un desorden que llega a varias generaciones.
Quiénes tienen derecho a la pertenencia? Hijos vivos, hijos abortados, los miembros que murieron, los que se olvidaron, los hermanos, medios hermanos, padres, tíos ( incluidos u olvidados), parejas de los padres y abuelos. También pertenecen aquellos que por desaparición o muerte temprana, trajo ventajas a la familia.
Si algún integrante de la familia hubiera sido responsable de la muerte de otras personas, sus víctimas también pertenecen a la familia. Todos aquellos que rechazamos serán representados más tarde por otro miembro de la familia.
Hasta aquí, podemos comprender que sin pertenencia no hay vínculo y viceversa.

2º Orden: La jerarquía

Para que haya vínculos, además de la pertenencia, debe existir una jerarquía dentro de esa familia.
Este segundo orden establece que cada uno de nosotros ocupa el lugar que le corresponde dentro de ese sistema familiar. Quien nació primero tiene prioridad por sobre los que nacieron después. Esto es muy importante a tener en cuenta ya que en la actualidad existe una frecuente tendencia a no respetar las jerarquías, a confundirlas como un enfoque de poder cuando ,en realidad, la existencia y respeto de las jerarquías tiene que ver con las leyes intrínsecas de la vida misma.
La cultura, en nombre de una libertad mal comprendida, viola sistemáticamente este Orden y las consecuencias de esta transgresión son, aunque no se puedan comprender conscientemente, desvastadoras. Es lo que a menudo determina el éxito o el fracaso e, incluso muchas veces, decide sobre la vida o la muerte.
Respetar las jerarquías conlleva al éxito ya que cuando cada uno de los miembros de una familia pertenece y ocupa el lugar que le corresponde dentro de ese sistema, se establecen vínculos sanos.

3º Orden: Equilibrio entre Dar y tomar

Para que en nuestras relaciones logremos establecer vínculos sanos, debe existir el Orden de Dar y Tomar equilibradamente. Cuando recibimos algo de alguien, nos sentimos obligados a dar algo a cambio, algo de igual valor, sentimos que se genera una deuda con esa persona. Cuando uno de los integrantes paga la totalidad de lo recibido, la relación se acaba. Si en cambio paga algo menos, el vínculo continúa. Es por ello, que este orden que equilibra el dar y el tomar, es tan importante.
En las parejas, en cambio, se da una particularidad: como esta persona me ama, me da y yo deseo devolverle más, de lo mismo o de igual cantidad. De ésta forma, el vínculo crece y se profundiza la relación en las parejas.
Cuando este equilibrio se rompe, uno de ellos se va. A veces sucede que alguno de los miembros de la pareja quiere dar más de lo que el otro puede soportar, creyendo erróneamente que de esa forma su amor es especial, sin tomar conciencia que está rompiendo el equilibrio necesario para que esa relación prospere.
Tanto las relaciones de pareja en las que uno da más de lo que toma, como así también cuando alguien pretende tomar más de lo que da, están condenadas al fracaso o a la ruptura.
Diferente es lo que sucede en la relación entre padres e hijos. Por tratarse de una relación asimétrica, la deuda que se genera es tan grande que no puede retribuirse, entonces la compensación aparece trasmitiendo a los propios hijos, eso que se tomó de los padres o poniendo todo lo recibido al servicio de la Vida.
Estos órdenes tienen una interrelación y dinámica para cada familia y una propia consciencia familiar, que está compuesta por reglas y mitos; y cada uno de nosotros sabe rápidamente que tiene que hacer para pertenecer o dejar de pertenecer. Y esa lealtad nos asegura pertenencia, vínculo.
En una Constelación nos detenemos un instante a ver la dinámica y descubrir cuál es el orden que se rompió en el sistema familiar, es en ese momento que haciendo movimientos sanadores que reconstruyen a cada integrante de la familia el lugar que le corresponde para que la fuerza de la vida fluya con amor a cada integrante del sistema.